jueves, 12 de noviembre de 2009

Microrrelato

Era una tarde lluviosa, ventosa y fría. Yo estaba en mi habitación, triste y desanimada porque las relaciones con Lucas venían deteriorándose en los últimos meses. Cada vez coincidíamos menos y discutíamos más por motivos sin importancia. Mi impresión es que cada vez tenía menos interés en mí. Esa tarde habíamos tenido una discusión de las gordas. El ha estudiado medicina y ahora se está preparándose el MIR y no tiene mucho tiempo libre. Y lo que yo desearía es que ese tiempo libre que le sobre lo pasara a mi lado, pero veo que el prefiere dedicarse a otras cosas, a salir con sus amigos (sin contar conmigo), a jugar al futbol, … y conmigo está poco tiempo y cuando está conmigo está cansado y no tiene ganas de hacer nada.
Repentinamente una voz me dijo:
- ¿Cristina que te pasa? Yo no quiero verte triste. - Miré a todos lados de mi habitación y no vi a nadie. - , estoy aquí abajo, en la casita.
Miré al suelo donde estaba la jaula de mi cobaya y la vi mirándome fijamente.
- Sí, soy yo – Me quedé muy sorprendida y asustada, se me debía notar en la cara porque volví a escuchar esa vocecilla. -, no te asustes por favor, solo quiero saber por que estás triste para poder ayudarte.
- ¿Eres tu, Lili? – así es como se llamaba. - ¿Puedes hablar?
Estuvimos hablando mucho tiempo. Me hizo sentir como si se lo estuviese contando a una amiga y no a un animal, que encima era mi mascota. Le conté todo lo que me pasaba y porque estaba tan triste. Ella me dijo que no es que Lucas no me prestará atención, sino que yo era muy insegura y que por eso me sentía tan abandonada, que el me quería… RIIIINNNGGG, RIIIINNNNGGGGG, RIIIINNNNGGGG.
Me costó mucho despertarme, pero cuando abrí los ojos miré hacia la jaula de Lili, estaba como siempre, todo había sido un sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario